Démantèlement et privatisation du réseau ferré français : Macron engage la phase finale

Soutenu par le journal Le Monde, le gouvernement Macron engage ces jours-ci la dernière phase d’un double mouvement de privatisation-démantèlement du réseau ferré français.

Il n’y a rien là d’étonnant. La mise en place du «système TGV», conçu pour relier des métropoles européennes avait déjà permis de fermer de nombreuses lignes et gares, supposées «non-rentables», ce qui annonçait suffisamment la rupture avec l’idée d’un service public du transport ferroviaire.

Ce système, dénoncé dans Gare au TGV! ne pouvait mener qu’au point où nous en sommes aujourd’hui. Il était conçu pour cela.

À part en Bretagne, où des comités de luttes ont rassemblé usagers et syndicalistes, le TGV n’a heurté, dans le Sud, que des sensibilités écologistes et des intérêts viticoles. C’était trop peu.

La CGT, au niveau national, encourageait un produit du génie français…

L’Italie, en revanche, a connu des luttes populaires («No TAV!») d’ampleur et de longue durée contre le train à grande vitesse. C’est sans doute pour cette raison que mon opuscule vient d’être traduit en italien et mis à disposition sur Internet (comme il l’est, en français, chapitre par chapitre, sur ce blogue).

Je remercie les camarades qui ont réalisé ce travail et me l’ont transmis. Les familiers·ères (ou curieux·ses) de la langue de Malatesta pourront le télécharger ci-dessous.

Télécharger le texte intégral en italien.

El efecto Chomsky o el anarquismo de Estado

Capture d’écran 2014-11-19 à 10.32.13

El otoño de 2001 vio culminar un entusiasmo editorial y militante para los textos de Noam Chomsky, perceptible desde 1998. Varias recopilaciones se publicaron (en particular, por la editorial Agone), así como algunas entrevistas ; una parte de la prensa anarquista hace un uso inmoderado de sus numerosos textos y entrevistas disponibles en internet.

Le Monde Libertaire le consagraba la portada de su primer número del año, preludio a una larga serie[1]. Los textos políticos del famoso lingüista americano eran en efecto imposibles de encontrar hace veinte años.

Este redescubrimiento se realiza casi siempre de forma panergírica. “Noam Chomsky es el más conocido de los anarquistas contemporáneos; es también uno de los más famosos intelectuales vivos”, escribe Normand Baillargeon (“El orden sin el poder”, Agone, 2001). En el prólogo de “La guerra como política exterior de los Estados Unidos” (Agone, 2001) Jean Bricmont lo califica llanamente de “gigante político ignorado”. Los “autores” de una entrevista, curiosamente titulada “Dos horas de lucidez” (Les Arènes, 2001), tampoco le van a la zaga, aclamando “uno de los últimos autores y pensadores vivos verdaderamente rebeldes de este naciente milenio”, cuyo tiempo libre, nos informan “se reserva con seis meses de antelación”. No cabe duda que estas fórmulas, a las que no pienso imputarles un crimen, características de un culto a la personalidad extrañas a la tradición libertaria, hacen reir al principal interesado. Pretenden, y por eso me interesan, convencer al lector que tiene la oportunidad de descubrir un pensamiento absolutamente original hasta entonces despreciado e ignorado. Por parte de los periódicos y comentaristas libertarios (Baillargeon, etc.), se trata de utilizar la reputación internacional del lingüista Chomsky para favorer la difusión de posiciones políticas calificadas de anarquistas, y así darles credibilidad ante el reconocimiento universitario y científico de quien las defiende. Por tanto es necesario presentar a Chomsky como un lingüista célebre duplicado en un pensador anarquista. Es sobre la legitimidad — y las consecuencias — de este dispositivo lo que aquí deseo examinar. Lire la suite